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¿Cómo es el crucero noruego que hace escala en el Caribe Mexicano?

elmercado.mx | México. (CM) No está de más asomarse alguna vez al escaparate de la fuga caribeña por excelencia.

Sea sólo por voluntad turística, por motivo de aniversario o por merecimiento de retiro laboral.

La experiencia de viajar en un crucero por el Caribe forma parte del catálogo de sueños de la clase media multinacional.

De domingo a domingo, los turistas que abordan el crucero Norwegian Getaway recorren maravillados el azul del Caribe histórico y contemporáneo, el insular y el continental.

El barco sale a Miami y retorna ahí mismo en siete días. Hace una escala en Mahahual (Costa Maya) y otra en Cozumel.

Desde luego que Norwegian Getaway no es la única compañía de cruceros, ni es la de mayor volumen de pasajeros. La superan, de menor a mayor, las compañías SilverSea, Royal Caribbean y Carnival. Todas ellas se detienen en el Caribe Mexicano.

SilverSea es quizá la menos conocida. Cuenta con base de salida y destino final en Fort Lauderdale, Florida. Hace escala en Puerto Rico, Anguila, Guadalupe, Tortola, Santo Tomás, Trujillo, Belice City y Cozumel.

Norwegian Getaway, en tanto, se da el lujo de hacer una parada en una isla colombina como Roatán, la misma donde permanecieron cautivos los garífunas en el siglo XVIII, luego de ser deportados desde San Vicente.

Los turistas a bordo no se aburren. Además, no están muy predispuestos a conocer de Historia. Todo lo contrario, disponen de 28 restaurantes para elegir (y éste es el verbo que mejor acomoda -elegir- al pensamiento y a la acción de los viajeros).

Cuentan con cinco toboganes acuáticos y tres niveles de actividades en el complejo deportivo.

Si los turistas no se agotan y se duermen luego un ajetreado primer día, debido al desvelo, al baile y al entretenimiento en el musical de Broadway (Million Dollar Quartet), tendrán mucho que ver y sentir de la proa a la popa… y más allá.

Para el andar somnoliento, de cualquier modo, los camarotes cuentan con servicio de mayordomo las 24 horas, pero también de conserjería y solárium privado.

Qué comprar

En cubierta, muy cerca de los camarotes, se encuentra la boutique Tradewinds. Junto a ella, la tienda Treasures ofrece una selección de diseños de joyas, con las firmas Forever Mark, Levian, Effy y Swarovski, entre otras.

En The Time Zone la gente puede adquirir relojes Tag Heuer, Longines o Burberry, además de los contemporáneos Invicta y Michael Kors.

Un almacén más, The Tides, tiene en catálogo las últimas tendencias en joyas de moda, accesorios atractivos y carteras. Destacan los diseños de Nautica, USPA, QuickSilver Guess y Roxy.

The Marketplace tiene una colección de todo lo necesario para la piscina o la playa. Desde un protector solar, juguetes para entretenerse en la arena, gafas de sol, hasta libros y tabletas con opción de incluir ebooks.

En cambio, The Beauty Shop tiene perfumes especiales de Armani, Dior y una barra de fragancias de Chanel, así como productos de belleza de Lancôme, Estēe Lauder, e incluso más accesibles como Clinique y Bare Minerals.

A bordo no falta nada. Es como si de comprar en tierra se tratara.

Qué comer

El menú de los restaurantes principales cambia todos los días, lo mismo que las recomendaciones de vinos seleccionados.

Existen a bordo 28 restaurantes que no permiten aburrimiento. La gente frecuenta con mayor asiduidad, “para trabajar en línea”, un Café bar: The Atrium, con vista vertical de tres cubiertas y una Wii Wall de dos pisos.

En cubierta también se dispone de Cagney’s. Su especialidad es el filete a la parrilla estilo americano, ¡qué caray, frente al mar! Existe una alta variedad de cortes Angus Premium con trufas de Cagney’s. Una parte de los asientos mantiene amplia vista al mar.

Ocean Blue ofrece pescados y mariscos en un ambiente, diríamos -y debe ser- refinado. Hibachi es un restaurante japonés que cuenta con una mesa compartida, a cargo de un chef que conoce bien las variedades de peces del Caribe.

Por alguna razón, la gente suele preferir la cocina brasileña de Moderno, con una original parrilla, un bufet de ensaladas que impresiona por su abundancia, sin olvidar los pinchos de carne asada a fuego lento y tajada. Todo con paisaje, faltaba más, para llenarse los ojos de mar.

Una cadena de destinos que se enriquece con la diversidad

El discurso gubernamental en nuestros países habla de derrama turística, al referirse también al consumo que efectúan los viajeros de crucero en las horas limitadas de descenso.

Muy probablemente, la mayor derrama -si se desea llamar así- tiene lugar en realidad a bordo de los cruceros. Así está diseñado el negocio del crucero y del circuito.

Los puertos caribeños son, es cierto, la extensión del espectáculo visual que ofrece cada compañía de cruceros.

Y esa extensión del paisaje azul inagotable -a pesar de ser fugaz- añade diversidad ante la vista del viajero.

Le transmite un poco de la vitalidad que albergan las expresiones distintas de cada puerto.

 

Fuentes: con información de Norwegian Cruise Line / Carnival, Royal Caribbean y SilverSea.

 

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