elmercado.mx. México. Por Carlos Macías. El empleo de la tecnología en los procesos electorales se ampliará en los próximos años, debido a que representa una alternativa asequible.
La valoración sobre nuevas plataformas que puedan conferir mayor fiabilidad a los procesos electorales, habrá de intensificarse en particular en aquellos países donde las prácticas democráticas han permanecido afectadas.
Por prácticas democráticas afectadas aludimos a las formas de distorsión de la voluntad popular, formas cuasi institucionalizadas.
En particular, nos referimos a las formas expresadas históricamente en aquellos espacios locales e intrincados, sustraídos a la mirada metropolitana: compra del voto, coerción, fraude, boletas alteradas, embarazo de urnas, influencia de cacicazgos (la conocida tradición del hombre fuerte), y el consustancial corporativismo.
Enmendar el pasado
En la historia del siglo XX mexicano, los mecanismos de intervención de los partidos ligados al poder en los procesos electorales (partidos regionales en su inicio, luego coaligados en un partido nacional hegemónico), evolucionaron desde las prácticas desnudas instauradas en la Huasteca (Gonzalo N. Santos) o en Veracruz (Manlio Fabio Altamirano), cuando tomó cuerpo la frase “ser de armas tomar”, hasta las numerosas formas “creativas”, diríase institucionalizadas, contemporáneas, como lo es el canje de un bien (tarjeta, comida, transporte, prenda de vestir e, incluso, dinero) por el sentido del voto individual.
Cada vez que se celebra un proceso electoral -incluso en las democracias nacionales más reputadas– emerge el escepticismo de la gente (Estados Unidos, 2000 y 2016). Aparecen denuncias de fraude, de coerción, cuando no de influencia inconveniente entre actores que compiten por la preferencia del votante.
¿Qué no es tecnología electoral?
Cuando escribimos tecnología electoral, no aludimos a las herramientas auxiliares de captura, empleadas por los organismos que administran las elecciones nacionales.
No nos referimos al vaciado de cifras en excel, a la configuración de funciones estadísticas, o a la jerarquización de listados masivos, para ser colocados en línea, en tiempo real.
Tampoco nos referimos, por ejemplo, a las plataformas que tienden a automatizar los procesos de captura, con base en un determinado software para emitir el ‘voto electrónico’.
No importa que el ‘voto electrónico’ se use en países de Europa o en Venezuela, el hecho es que el nivel de manipulación de esas plataformas aún es enorme.
Venezuela es buen un ejemplo del alto nivel de manipulación por vía del ‘voto electrónico’, realizado a partir de estas plataformas. El Consejo Nacional Electoral (ligado al gobierno) contrató desde el 2004 a la empresa Smartmatic. Ésta colaboró con el CNE en términos tensos hasta el 2017, cuando ya no se pudo consentir el grado de interferencia pública sobre la voluntad popular.
El director ejecutivo de Smartmatic, Antonio Mújica, aceptó ante CNN -en el 2017- que el organismo electoral había alterado los resultados con la adición de cerca de un millón votos. Abandonó apresurado el país. (En la parte final de esta nota, comentaremos uno de los actuales proyectos de interés de Smartmatic).
Tampoco nos referimos con el término tecnología electoral a las aplicaciones móviles para localizar nuestra casilla de votación; ni para registrar nuestro respaldo a candidatos independientes de los partidos (credencial INE escaneada). No.
¿Qué es tecnología electoral?
Existen distintas propuestas emergentes para crear plataformas de votación en línea, basadas en el consenso distribuido que ofrece el libro contable de una cadena de bloques (blockchain).
[Nota: acerca de la naturaleza y funcionamiento de blockchain, recomendamos consultar dos de nuestras anteriores publicaciones, ampliamente ilustrativas].
Como ejemplo de este tipo de plataformas recientes, podemos mencionar a Democracy Earth Foundation, Follow My Vote, democracyos.org, VoteWatcher, Milvum, VotoSocial, pero sobre todo a Votem.
¿Cómo podrían los organismos de administración electoral tener la garantía de que sus procesos de votación en línea tendrían niveles de seguridad superiores a las elecciones presenciales que funcionan con una boleta de papel?
¿Cómo se podría restaurar la confianza ciudadana y garantizar el máximo acceso posible, la mayor verificabilidad del votante, con total transparencia pública?
Tipos de blockchain
El consenso distribuido como premisa de blockchain no es la panacea, pero parece ser hoy una de las opciones inminentes, más sólidas, para realizar elecciones, mediante el uso de la cadena de bloques que podría eliminar el fraude, cumpliendo con imperativos nacionales.
No es nuestro interés aludir a blockchain en general, porque han corrido ríos de tinta para magnificar su potencial.
Sabemos que su maduración aún está en proceso, y que cada una de las plataformas blockchain ofrecen perfiles y aplicaciones distintivas.
Hablaremos de blockchain para cometidos electorales en particular, aunque es evidente que existen muchas blockchain (casi tantas como criptomonedas -no tokens-).
3 generaciones de blockchain 3
Si partimos de una clasificación temporal, debemos precisar que existen ya tres generaciones de blockchain. Comentemos a grandes rasgos una a una.
En primer lugar, está la generación fundadora (2009-2014), la que inaugura Bitcoin y que es seguida por Litecoin y Dogecoin, entre otros (con algoritmo de encriptación SHA 256 o Scrypt; basados en la Prueba de Trabajo –Proof-Of-Work, POW- como mecanismo de consenso en la minería).
En segundo lugar ha figurado la generación impulsada por Ethereum (2015-2016), que dio lugar a la creación de contratos inteligentes, sin necesidad de emplear sidechains. (Véase nuestra nota previa).
El propio fundador de Ethereum, Vitalik Buterin, ha expresado en forma reiterada su respaldo a todos los procesos que tiendan a descentralizar el poder en favor de los ciudadanos, en especial en lo relativo al ámbito político.
(Justo en fecha reciente publicamos en elmercado.mx la traducción del original manifiesto: “A la descentralización por la liberalización radical”, que suscribió V. Buterin al lado del joven economista Glen Weyl -de @YaleEconimics-, impulsor del concepto innovador de “mercados radicales”).
Y, finalmente, tenemos la tercera generación, que está formada por un conjunto de nuevas cadenas de bloque (2016-2018), entre las que podríamos destacar a NEO, Waves y Cardano, que nos ofrecen alternativas para la minería “sin dispendio” (basadas en algoritmo de Prueba de Participación o Tenencia –Proof-Of-Stake, POS-, como mecanismo de consenso en la minería).
Procesos electivos por blockchain
Por ejemplo, la mayoría de las plataformas para usos electorales que hemos citado líneas arriba, están inspiradas en lo básico en Ethereum (más particularmente, en el token estándar ERC20, que habilita contratos inteligentes configurables). Vale decir que, invariablemente, el medio que integrará al votante (como participante de cada cadena de bloque) es un token y una cuenta.
Las blockchains más centralmente aplicadas a votaciones, implican mecanismos de prueba singularmente distintos a la Proof-Of-Work (POW) tradicional.
Aquí queremos destacar dos iniciativas de interés:
La impulsada por Democracy Earth Foundation, y la desarrollada por Votem, que ya cuenta con el ensayo reciente de las elecciones primarias en West Virginia.
Democracy Earth Foundation ha generado un libro blanco, donde diseñó una “Prueba de identidad”, mediante un proceso que prescinde de una autoridad central, porque el concepto de su minería coloca la atención en incentivar a los participantes, fortaleciendo su confianza con los votos, mediante pruebas sencillas que estimulan replicantes.
Prueba de Trabajo (POW) versus Prueba de Voto
Votem, en cambio, ha podido caminar hacia un proceso de maduración muy acelerado, desde nuestro punto de vista.
La blockchain que plantea Votem se fundamenta en una ‘Prueba de Voto’. Es asesorado por el brillante y reconocido profesor de Cornell, de origen turco, Emin Gün Sirer. (Véase mayor información sobre él, en nuestra nota previa).
El protocolo Prueba de Voto (Proof of Vote) es en esencia un mecanismo para la gestión de sistemas de votación digital de extremo a extremo, con base en blockchain.
El equipo de Votem ha expresado su confianza de que el protocolo Prueba de voto “se convierta en el estándar internacional para los sistemas de votación blockchain”.
Esta plataforma está creada para dar respuesta a uno de los factores a vencer para conservar la integridad electoral: el modelo de confianza social.
La plataforma de Votem se enfoca a garantizarnos que la confianza “se distribuya entre un conjunto de partes mutuamente desconfiadas, todas las cuales son por definición potencialmente adversas”.
La votación por vía de Blockchain permite que cada participante en la red verifique cada transacción escrita en la memoria de la auditoría digital. Cero opacidad.
Estos sistemas de votación individual en línea, por medios móviles, requerirán que la verificación de extremo a extremo de las elecciones se realice sin interrupciones durante el proceso electoral.
Como señala Votem:
el uso de blockchain en votaciones permite la verificación continua de una elección en proceso. también permite la verificación retrospectiva de extremo a extremo de todas las actividades electorales, luego de que la elección ha finalizado.
Voto: verficación y auditoría
Como ocurre con las criptomedas, las operaciones por cada participante de la red se graban en su naturaleza acumulable, en su historial, y siempre estarán disponible para su consulta, verificación y auditoria.
No sólo disponibles para un grupo, sino para todos los votantes, porque son éstos parte integral de la red (atributo de trazabilidad).
Vale decir, que la votación en la cadena de bloques implica que cada que se emite un voto, éste es validado (y verificada su legitimidad) en tiempo real por la totalidad de la red, conservando -si se desea- la privacidad en el ‘sentido de su voto’ (firma).
El voto resultará inviolable desde el momento en que se escriba sobre la cadena de bloques. Cada emisión de un votante es transparente, visible para el propio votante.
Ello maximiza la visibilidad de las elecciones, sin sacrificar el eventual -de ser el caso- anonimato del votante.
Nos encontramos en un momento apasionante. Requerimos una plataforma independiente y fácilmente verificable por parte de los organismos de administración electoral.
Veamos en el futuro a blockchain jugar el papel de una autoridad independiente, confiable. Los resultados ensayados a pequeña escala, en las primarias de West Virginia, son alentadores.
Una plataforma blockchain con ‘Prueba de Voto’ requiere de la participación (verificación y autorización) de cada votante, por lo que éste resulta ser la parte funcional en el impulso de la toma de decisiones democráticas.
Por ejemplo, en las votaciones habituales, con boletas de papel, el ciudadano carece de medios expresos para verificar él mismo la consideración de su voto en el listado final.
Blockchain da el poder a los votantes, quienes actúan como ‘auditores independientes’, para verificar que su voto ha sido incorporado en el listado (nombre y apellido) y que su preferencia electoral será incluida y grabada en el resultado final (sin importar el tamaño de la votación conjunta).
Votem ♥ Smartmatic
En fecha reciente Votem ha anunciado su participación en el despliegue de una nueva solución de votación para el Condado de Los Ángeles, que incluye la pantalla interactiva para los comicios locales, en asociación -nada menos que con Smartmatic-.
Se trata de un sistema de gestión y conteo de votación desarrollado en código abierto, que será propiedad del Condado (operado por éste). Vale recordar que en Los Ángeles aún se utiliza un sistema de votación que carece de flexibilidad para manejar a un electorado diverso, multicultural y masificado.
De acuerdo con Votem, su plataforma asociada de votación interactiva permitirá a las personas emitir el sufragio en su dispositivo móvil -desde donde sea-. El mecanismo resultará muy accesible para aquellos votantes con dominio limitado del inglés.
El campo parece fértil para el desarrollo y fomento de esta tecnología electoral, ante el imperativo democrático que predomina en la narrativa contemporánea.
La compañía estima que en el 2025 muy probablemente mil millones de personas emplearán su plataforma para votar.
¿Cuál es tu opinión acerca del potencial de blockchain?
Imagen de la portada: Votem.com