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KPN: el peso de la tradición y el rubor tardío por la apertura

México. elmercado.mx. Carlos Macías Richard. Los rostros que mostraron los integrantes de la Fundación KPN, en su conferencia del pasado viernes 30 de agosto, lo decían todo.

Era su último e imperativo recurso para frenar a una desafiante compañía latinoamericana (América Móvil) que se aprestaba a tomar el control de la telefónica holandesa KPN, mediante la adquisición de la mayoría accionaria en el mercado, con la anuencia, por supuesto, de los atomizados inversionistas privados e institucionales necesarios para ello.

“Las reglas del fútbol en México y en los Países Bajos son las mismas, pero la adquisición de una gran empresa no es fútbol. Tenemos diferentes reglas para los negocios aquí y en México”, declaró con autoridad el presidente de la Fundación KPN, Jacques H. Schraven, al anunciar la creación de un “muro de protección” en torno de la telefónica holandesa.

Algo de historia de KPN y de las privatizaciones en los Países Bajos

El aspecto sentimental también influye. KPN es un icono de las corporaciones holandesas y su origen en la vida local se remonta hasta 1852, cuando el gobierno fundó la Compañía Nacional Telegráfica.

Más de siglo y medio ha transcurrido y diferentes etapas han atravesado las empresas estatales europeas (entre bonanzas y bancarrotas), pero el espíritu en los Países Bajos sobre la naturaleza de la cooperación deseable entre lo público y lo privado permanece ahí.

La llamada Fundación KPN es una entidad compuesta por ex CEO’s de empresas semi públicas en los Paises Bajos, que en realidad son venerables consultores jurídicos en pro del empleo. La Fundación no cumple ninguna función relevante en las operaciones habituales de la empresa telefónica.

El presidente y el vicepresidente de la Fundación KPN, Jacques H. Schraven y P. Bouw, promedian 72 años de edad y actúan como veteranos consultores de “buena fe”, comprometidos con los intereses corporativos y sociales (en ese orden) holandeses.

Schraven ha sido presidente de la junta directiva de Shell en La Haya y en años más recientes tuvo un papel semejante al que hoy realiza en KPN, ante América Móvil.

Fue en el 2005-2006, cuando el conglomerado indú Tata Steel realizó una oferta pública (una OPA, tan hostil como la actual de América Móvil) para hacerse de la compañía holandesa-británica de hierro y aluminio Corus. Esta última empresa resistió hasta el final la “oferta hostil” de Tata (2007), apoyada en la existencia de otro serio y activo pretendiente, el conglomerado brasileño CSN Steel.

¿Cuál fue el papel de Schraven? Con sus consejos, los accionistas de Corus pudieron obtener, al final, un mejor precio de Tata (y diversos “acuerdos vinculantes”). Ahí estaba Schraven, como presidente del Consejo de Supervisión de Corus Nederland BV, y… sobreviviría hasta hoy como director sin cargo ejecutivo en Tata Steel Limited. (Como se ve, la práctica de la consultoría también llega a generar un hábito burocrático).

KPN-Fundación
El presidente de la Fundación KPN, J. H. Schraven (al frente) y el vicepresidente P. Bouw, (segundo, desde el fondo), durante la conferencia de prensa del viernes 30 de agosto, en Amsterdam. (Cortesía: diario De Telegraaf).

¿Qué puede decirse de la Fundación KPM?

Que fue instalada en la década de 1990 como un recurso gubernamental de última instancia para dotar de un “muro de protección” a la telefónica –ya privatizada- para impedir que algún grupo forastero, léase empresa independiente, pudiera atentar contra los “intereses de la empresa, de los empleados, de los clientes, de los accionistas y [hasta] de los acuerdos con la sociedad”.

¿En qué consiste el “muro de protección”?

Con la suscripción de acciones B de este viernes, los integrantes de la Fundación KPN de plano desalentaron la compra de acciones directa de América Móvil, amparados en una disposición legal holandesa que concede a las acciones preferentes B el ejercicio de votos individuales en cada junta general de accionistas.

Es decir, suscribieron (“temporalmente”) el número de 4, 258.098 acciones B excepcionales, y con ello impidieron la eventual toma de control y las decisiones de cualquier futuro grupo de accionistas privados mayoritarios.

Este “muro de protección” creado por la Fundación, respaldado por los directivos de KPN y por el ministro de Economía holandés, se empleó en realidad para ganar tiempo, para asumir a su manera la mecánica que supondría el traspaso de la propiedad y sobre todo para clarificar cuáles serían los “acuerdos vinculantes” que habría de contraer América Móvil ante empleados, accionistas y directivos.

¿Acaso reaccionó América Móvil como algún prometido desencantado, ante las inesperadas exigencias de la futura suegra?

El enérgico comunicado de respuesta del mismo viernes que emitió el vocero de América Móvil (Arturo Elías Ayub) salió del estómago, aunque sus argumentos parecieron justificados. El mensaje pudo haber sido más diplomático y reposado, señalando lo mismo. Se apresuró a reprochar a KPN no haber apreciado el apoyo latinoamericano para lograr ante Telefónica de España, apenas una semana antes, un precio más atractivo al iniciar la venta de la filial de la holandesa en Alemania, E-Plus.

Y como en los peores momentos de una relación de pareja que aún carece del anillo de compromiso, América Móvil reclamó a KPN su inconsistencia, al haber sido la parte machacona y tenaz para el eventual matrimonio. Es decir, le echó en cara haberlo buscado el año anterior cuando la holandesa estaba más necesitada, léase en apuros, ni más ni menos cuando “tenía dificultades para mantener la calificación de grado de inversión de su deuda”.

Pero si hablamos de un futuro matrimonio que se encuentra en medio de una ardua negociación, muy poco favor hace la suegra al aparecer, como personalidad externa, repentina, desagradable, representada por la Fundación KPN.

El recurso ejercido por la Fundación KPN –de querer- podría llevar a un litigio que se relaciona con uno de los puntos más sensibles de la nueva cooperación comunitaria europea y, además, en un momento también sensible de recuperación económica.

La pregunta es hasta dónde los intereses públicos de los gobiernos (nada más legítimo) deben perdurar en un entorno corporativo dominado por la privatización que ellos mismos propusieron, alentaron y consumaron. La respuesta debe ir más allá de la disciplina jurídica. Es un asunto que conserva ingredientes de finanzas, de política impositiva y comercial, pero también y muy especialmente de ideología.

El debate sobre la prevalencia de los intereses sociales sobre la orientación y eficiencia de los servicios públicos estratégicos (privatizados) es válido, es incluso pertinente.

Pero la intervención indirecta, mal disfrazada, de los gobiernos europeos en aquellas empresas que perdieron la composición y la mayoría pública (al ejercer la llamada Acción de oro), ha sido objeto de intenso debate comunitario en el viejo continente, y de una resuelta respuesta por parte del tribunal europeo en sucesivas sentencias emitidas en la primera mitad de la década del 2000.

Eso es lo que emerge como telón de fondo acerca del papel de la Fundación KPN en esta coyuntura.

Lo que hizo el viernes 30 de agosto la Fundación KPN fue instrumentar un mecanismo emparentado con la cuestionada Acción de oro; de hecho, tiene la ventaja de proveer por anticipado los mismos efectos que la emisión dorada.

Con frecuencia, los latinoamericanos aludimos a la etapa de privatización de nuestras empresas públicas estratégicas como un proceso de crisis económica y deterioro de la administración gubernamental, consustancial al periodo de finales de la década de 1980 y la década de 1990. No reparamos en que un proceso similar experimentaron varios Estados europeos en la década de 1990, y cómo éstos trataron de diseñar mecanismos para mantener la influencia en la gestión empresarial privatizada.

¿Imagina usted, por ejemplo, cómo hubiera sido un Consejo de Supervisión paragubernamental en Telmex, por encima de sus accionistas mayoritarios, durante el periodo 1990-2013? Un Consejo que le indicara cuál sería su programa de expansión y cuál su política de inversión en infraestructura rural… Es seguro que no lo imagina…

Y las respuestas de intervención gubernamental, al intentar reorientar las llamadas “empresas estratégicas” privatizadas, han tenido que llegar por el lado más inconveniente posible, es decir, por la iniciativa de los líderes latinoamericanos que han gustado aplicar el ejercicio personalista del poder (con inconfundibles giros autoritarios), como Hugo Chávez y Cristina Kirchner.

Los veteranos holandeses de la privatización aterciopelada

El perfil del vicepresidente de la Fundación KPN encaja sin más en la defensa de los intereses públicos durante las transiciones hacia la privatización. P. Bouw fungió como responsable del “Consejo de Supervisión” de la empresa pública holandesa Nuon Energy, la cual terminó absorbida en 2009 por la multinacional sueca generadora de energía, Vattenfall.

Despues de la “fusión”, Bouw pudo conservar su empleo ahí: la nueva asamblea de accionistas lo ratificó como encargado del “Consejo de Supervisión” hasta el 2017.

Pero, ¿quiénes son los accionistas dominantes de Noun que se mantuvieron en Vattenfall?

Acertó: la municipalidad de Amsterdam y cuatro administraciones provinciales de los Países Bajos.

Aún más, ¿quiénes son los accionistas mayores de Vattenfall, líder europea en la generación de energía?

También acertó: Vattenfall AB es propiedad del Estado sueco.

Slim amagó el viernes con retirar la oferta de compra de KPN, sin especificar qué haría con casi el 30% que adquirió el año anterior. Nadie quiere perder dinero si está dotado de paciencia y de sentido irracional por la acumulación. Y Slim lo está sobradamente.

Creemos, en contrario, que la telefónica holandesa parece haber proyectado ya su futuro al lado de América Móvil, y dudamos que desee renunciar a él.

Pero “su futuro” lo piensa muy diferente al de la marca y la gestión similar a Claro en América Latina. KPN hará lo imposible por mantener una dinámica propia, por defender sus “acuerdos vinculantes”, en especial los que le puedan garantizar condiciones laborales que no hagan deslucir las recientes entrevistas del Secretario de Economía holandés con los directivos de América Móvil. Habría muchas sinergias, en cambio, en la plataforma de abastecimiento de equipos, en las negociaciones con proveedores globales, en la expansión hacia Europa del Este y en la gestión europea unificada (bajo el eje slimiano en construcción Amsterdam-Viena).

También buscará KPN aumentar el precio de la oferta lo más cerca posible a 2.80 euros por acción (en lugar de 2.40 que ofrece Slim), para alcanzar mayores simpatías y legitimidad con el accionariado, de cara a la nueva gestión. ¿Quién no haría el esfuerzo?

Conclusión 1: si Carlos Slim quiere entenderse con el mercado de telecomunicaciones europeo tendrá que irse acostumbrando a lidiar con veteranos actores de un discurso heredado por lo que queda del Estado de Bienestar.

Conclusión 2: Slim sabe negociar; lo hará. Al menos, así ha pasado con dirigentes sindicales latinoamericanos “independientes”, que se encuentran encantados de eternizarse a su sombra.

Por lo pronto, hoy lunes 2 de septiembre, en el ajedrez planteado entre América Móvil y KPN, los medios de ese país europeo (en especial, el conocido De Telegraaf) daban a entender que la jugada siguiente le corresponde a Carlos Slim.

 

Con información de: BMV, KPN, Vattenfall, Noun, América Móvil y De Telegraaf.

 

[Composición de imágenes de la portada, cortesía de la sección historia del sitio kpn.nl].

 

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