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Agustín Carstens, el “anticripto”: la política monetaria puede ser algo destructivo en manos equivocadas

elmercado.mx | México. Presentación. Nos complace poner a disposición de nuestros lectores, la versión en español de la debatida entrevista de Agustín Carstens, celebrada el pasado 25 de junio.

La entrevista fue realizada por Christian Egli y Christoph Hirter. Se publicó en el diario suizo Basler Zeitung.

Se tradujo y publicó en inglés una semana después, el 4 de julio, en el sitio oficial del Banco de Pagos Internacional (Bank for International SettlementsBIS), cuyo gerente general es el propio Carstens.

Resulta que las palabras y conceptos de Carstens han causado un interés inusitado en la comunidad cripto. No es la primera vez.

Apenas en febrero pasado, luego de tomar posesión en el BIS, Carstens había dado de qué hablar.

En una conferencia transmitida en vivo por Youtube, llegó a señalar -ante el azoro de la criptocomunidad- que las monedas virtuales son una combinación de “burbuja, esquema Ponzi y desastre medioambiental”.

Carstens ha sido duro, inclemente, con las criptomonedas, como pocos. En esta entrevista fundamenta su posición escéptica, con cierta amplitud.

Con sede en Basilea, el Banco de Pagos Internacional (BIS) es, de hecho, la asociación por excelencia de los 60 bancos centrales más grandes del mundo. Fue creada en 1930, cumple 88 años.

El debate ha subido de tono.

Este sábado 14 de julio, el medio en línea Coindesk volvió a dedicar atención a las palabras de Carstens (segunda nota en dos semanas).

También Cointelegraph ha polemizado con ese pronunciamiento, así como Bitcoin.com, la amplia red de noticias, wallets y servicios, entre otros medios especializados.

Carstens es por ahora -ni más ni menos- que el “anticripto”, como destacamos en nuestro título. Un “anticripto” institucional.

Hay una frase en la entrevista a Carstens, que ha espoleado por igual a tirios y troyanos, a bitcoiners y altcoiners, a mineros y desarrolladores:

“… Dejen de intentar crear [cripto] dinero”, pidió.

Lo asocian ya -por su postura- con el escéptico Warren Buffett.

No hay duda de que las palabras de Carstens reflejan la visión -desconfiada, recelosa- de los banqueros centrales, a quienes la historia los ha puesto ahí. Son por definición los defensores del monopolio en la emisión de moneda; asumen la responsabilidad per se y las preocupaciones de la política monetaria de cada país.

Sin decirlo de forma expresa, Carstens -y los banqueros centrales del Bank for International Settlements- parecen considerar que la tecnología no debiera permear las prácticas sociales financieras sin la intermediación institucional.

La creación de dinero -para Carstens- es un cometido exclusivamente institucional y, para mostrarlo, se remite a la narrativa histórica. Recuerda la consabida transformación de Isaac Newton (finales del siglo XVII), de alquimista que buscaba crear oro a jefe de la casa de moneda británica, encargado de enviar a la cárcel a los falsificadores.

Pero al margen del debate cripto, casi por casualidad, al avanzar durante la revisión de nuestra versión en español, llamó nuestra atención el pasaje valioso, ‘autobiográfico’ (la experiencia del pasado de México, en 1970’s). Refleja una perspectiva anticipatoria -a más de interesante-, vigente.

Ese pasaje ‘autobiográfico’, valioso y vigente, lo hemos recogido también en el título de esta nota: “La política monetaria puede ser algo destructivo en las manos equivocadas”.

Compartimos la traducción al español de esta expresiva entrevista, con los lectores de elmercado.mx, esperanzados en que -en el contexto de los cambios que parecen avecinarse en México- pueda pervivir la experiencia institucional ganada del pasado, en beneficio de las mejores decisiones en la economía nacional [Carlos Macías].

 


 

“Mi mensaje a los jóvenes: dejen de intentar crear dinero”

Entrevista a Agustín Carstens, gerente general del BIS, publicada en Basler Zeitung, (25 de junio, 2018).

Por Christian Egli y Christoph Hirter

Muchos mexicanos lo conocen como “San Agustín”. Ese nombre intenta ser una reverencia singular para un ex político, en un país donde los más influyentes técnicos pueden ser removidos.

Como ministro de Hacienda, y luego como gobernador del banco central (Banco de México), Agustín Carstens trajo la estabilidad a México en tiempos turbulentos.

Cuando el precio del petróleo cayó en picada en 2009, salvó a su país de graves consecuencias gracias a una cobertura que obtuvo con sólo 5 mil millones de dólares.

El economista de 60 años se ganó el respeto no sólo de sus conciudadanos, sino también de sus colegas de banca central en todo el mundo. Le rinden homenaje como un brillante y excepcionalmente dotado economista.

Sus compañeros académicos en Chicago, donde obtuvo un doctorado, lo elogian también por su paciencia y su buen humor.

Imagen: Cortesía de Cointelegraph, “BIS Chief Bashes Cryptocurrency Again in Scathing Review of Its ‘Failure’ as Money”, 5 de julio, 2018.

Dada tal celebración, no es de extrañar que el mexicano haya estado cerca de convertirse en el Director Gerente del Fondo Monetario Internacional, en 2011 ; habría sido el primer dirigente no europeo al frente del FMI.

Finalmente perdió ante Christine Lagarde, aceptando su derrota deportivamente.

Ahora, desde que se unió al Bank for International Settlements, BIS (Banco de Pagos Internacionales), en diciembre de 2017, ha estado jugando en la liga principal del mundo de las finanzas.

Basler Zeitung: Señor Carstens, ¿cómo ha disfrutado Basilea?

Agustín Carstens: Conocía la ciudad antes de mudarme aquí. En los últimos ocho años, como jefe del banco central mexicano, había viajado a Basilea más de 40 veces. Ahora que vivo aquí con mi esposa y nuestros dos perros, tengo tiempo para explorar la región.

Ya probamos algunas cosas. Por ejemplo, fuimos a Art Basel, y hemos estado en el casco antiguo para disfrutar del Rhin. Desafortunadamente, no hemos llegado al zoológico, ya que a nuestros perros no se les permite el acceso. Pero lo compensamos con paseos frecuentes con ellos, en los alrededores.

Creció en México en la década de 1960 y 1970. Experimentó de primera mano la dramática devaluación del peso. Los ahorros desaparecieron en el aire. ¿Fue esto lo que lo llevó a convertirse en economista o banquero central, incluso?

Sí, yo lo diría así. Hay un día en particular que se ha quedado en mi memoria. Tenía alrededor de ocho años. Mi padre me dejó en la escuela de camino al trabajo. Antes de salir del automóvil, recuerdo que trató de poner muchos pesos en mi mano, para que me alcanzara para el autobús de regreso a casa. Pero cuando subía al autobús después de la escuela, no pude pagar el pasaje, ya que los precios habían subido en el transcurso del día. Terminé teniendo que caminar a casa. Tan pronto como entré, le pregunté a mi madre por qué había sucedido esto.

¿Su madre tenía una respuesta?

Sí, mi madre me explicó. Así es como aprendí lo que significa la inflación. También recuerdo que muchos productos en los supermercados eran escasos en México en ese momento. Cuando el gobierno comenzó a fijar artificialmente los precios de algunos productos como la leche, el azúcar y la carne, esos artículos desaparecieron de las tiendas. Hubo momentos en que no podías comprar ciertas cosas. Estas ocurrencias fueron la razón por la cual me interesé por la economía a una edad temprana. Experimenté entonces que la inflación y la inestabilidad financiera pueden afectar de modo adverso las vidas de las personas. [Original no subrayado]

¿Todavía tiene eso en la mente el día de hoy, la idea de que sus acciones y hechos pueden influir en la vida cotidiana de las personas?

Absolutamente. El dinero es uno de los mayores inventos de la humanidad. Permite especializarse en una profesión, en lugar de tener que hacer todo solo, o someterse a la complejidad de los productos de trueque. Extrae lo mejor de cada individuo, de acuerdo con las capacidades individuales. El dinero es, por así decirlo, la gasolina que hace que la maquinaria funcione. Pero este sistema es frágil. Los problemas surgen rápidamente cuando hay demasiado o muy poco dinero en circulación. El trabajo de los bancos centrales es prevenir estos problemas.

En las manos equivocadas, la política monetaria puede ser algo destructivo.

Esa también es mi opinión. La política monetaria determina el nivel de poder adquisitivo, la riqueza y las pensiones. No se disputa el hecho de que la política monetaria también puede tener repercusiones sociales de largo alcance. En mi experiencia, siempre son los más pobres los que más sufren la inflación. Por lo tanto, es deber de los banqueros centrales garantizar que se mantenga el poder adquisitivo. Además, debe garantizarse que el dinero pueda cumplir su importante papel en el sistema económico y que la política monetaria pueda ayudar al crecimiento y a la distribución del ingreso.

¿Actuó de acuerdo con este credo como jefe del banco central mexicano?

Sí. Y también es una parte importante de lo que se realiza en el Banco de Pagos Internacionales. Una de las tareas de nuestros economistas es analizar cómo los diferentes bancos centrales enfrentan estos desafíos. En política monetaria, no hay una solución única para todos. Cada país tiene sus propias características, sus propias complejidades. Y el BIS permite a los directores de los 60 bancos centrales reunirse en Basilea cada dos meses, para intercambiar puntos de vista y aprender unos de otros. Creo que ello es una contribución importante a la economía global.

El BIS existe desde 1930. Usted es el primer gerente general de BIS de una economía de mercado emergente. ¿Por qué tomó tanto tiempo?

El BIS decidió a mediados de la década de 1990 posicionarse de manera más global. Finalmente, en septiembre de 1996, se invitó a nueve bancos centrales de economías en desarrollo o de mercados emergentes a convertirse en miembros del BIS. Así es como los bancos centrales de Brasil, China, India, Rusia y México, entre otros, se unieron al BIS. Otros países siguieron. Esa fue una decisión histórica. Luego, por supuesto, demoró un tiempo hasta que un representante de estos países solicitó el puesto superior del BIS.

Nosotros, las economías de mercado emergentes, tenemos una gran experiencia en todo tipo de crisis.

Agustín Carstens

Por lo tanto, mi nombramiento refleja, por una parte, la apertura del BIS y de sus instituciones miembros y, por otra, el hecho de que las economías de mercado emergentes se hayan vuelto cada vez más importantes en el escenario económico global.

Hoy representan alrededor de la mitad del PIB mundial: hace 30 años, la cifra era sólo de alrededor del 30%. Por lo tanto, es muy significativo que el BIS como institución haya reconocido en una etapa temprana que el equilibrio global había cambiado.

Reconoce la apertura del BIS. ¿Las otras instituciones financieras internacionales están rezagadas?

Como saben, yo estaba en la carrera para convertirme en Director Gerente del FMI. Al final, perdí contra la francesa Christine Lagarde. Obtuvo el puesto por mérito, y creo que está haciendo un trabajo excelente. Pero durante el proceso [pausa para reflexionar]. Permítanme decirlo de esta manera: hasta ahora, los Directores Gerentes del FMI han venido todos de Europa, y los Presidentes del Banco Mundial han venido exclusivamente de los Estados Unidos. Ese patrón se cumplió con el nombramiento de Lagarde. El hecho de que el BIS ahora tenga un Gerente General que proviene de una economía de mercado emergente podría servir como modelo para otras instituciones.

¿Importa de alguna manera de dónde viene el Gerente General? O, para reformular la pregunta: ¿ve la crisis del euro con otros ojos?

Es irrelevante si el gerente general proviene de España, Italia o México. En este papel, deja de lado su nacionalidad, es neutral y desea lo mejor para la institución y sus miembros. Sin embargo, alguien que proviene de una economía de mercado emergente trae algo a la mesa que, en mi caso, debe haber sido un factor importante en el proceso de nominación: tenemos mucha experiencia en lidiar con todo tipo de crisis.

Cuando era Subdirector Gerente del FMI entre 2003 y 2006, se pensaba que las grandes crisis ya eran cosa del pasado, excepto en las economías de mercados emergentes. Unos años después, estalló la crisis financiera mundial y tuvo sus orígenes en los países industrializados. Sin embargo, muchos de los tomadores de decisiones atrapados en la crisis no tenían experiencia en tales situaciones. Yo, por otro lado, había trabajado durante muchos años en el gobierno mexicano y en instituciones internacionales. Para mí y para otros, la gestión de crisis era una configuración predeterminada.

El BIS ha advertido en repetidas ocasiones que los tipos de interés han sido demasiado bajos durante mucho tiempo, y que la carga de apoyar a la economía global que ha quedado en manos de los bancos centrales es demasiado grande. ¿Los bancos centrales se están moviendo gradualmente en la dirección correcta?

Creo que sí. Los bancos centrales desempeñaron un papel importante en la resolución de la crisis. Tuvieron que intervenir para contener la crisis y reiniciar el crecimiento global. Han logrado hacer eso hasta el momento sin provocar mayores problemas, por ejemplo, en forma de una mayor inflación. Pero al mismo tiempo, los precios de los bienes y otros activos, así como el nivel de endeudamiento (debido a las bajas tasas de interés), han aumentado considerablemente en muchos países, lo que podría convertirse en un problema en el futuro.

¿Qué hay que hacer?

Los bancos centrales deberían ahora normalizar la política monetaria a fin de evitar las subidas en los mercados financieros y la aparición de nuevos desequilibrios, debido a los bajos tipos de interés, ya que las medidas que se tomaron en el contexto de la resolución de la crisis no tienen precedentes. Si me hubiera preguntado hace 15 años si era posible establecer tasas de interés negativas, hubiera dicho que no. Pero la necesidad de tales medidas surgió, y finalmente han tenido bastante éxito. El desafío es volver a la normalidad sin poner en peligro lo que se ha logrado hasta ahora.

¿Cuáles son sus mayores preocupaciones en este momento?

Tres cosas por encima de todo. Primero, las tasas de interés podrían subir demasiado rápido. No a causa de los bancos centrales, sino como una reacción a la dinámica del mercado. Esto podría complicar considerablemente la normalización de la política monetaria y, en última instancia, amenazar la estabilidad financiera. En segundo lugar, me preocupa el creciente proteccionismo en el comercio mundial. Todo el diálogo sobre este tema no es constructivo. No se debe olvidar que el comercio global es esencial para el crecimiento global; los beneficios que aporta a la economía en su conjunto son indiscutibles.

Me temo que muy pronto podríamos terminar en una situación de perder-perder, ya que las medidas proteccionistas sobre la mesa perjudicarán ante todo a los países orientados a la exportación, sobre todo los que imponen aranceles mínimos, o los que no los imponen. En una economía global basada en la división del trabajo, sin embargo, también afectan a los proveedores o productores nacionales que dependen de la importación de productos semi terminados. Y al final, siempre es el consumidor el que tiene que pagar la cuenta, en forma de precios más altos y menos seguridad laboral.

¿Y tercero?

Me preocupa el ritmo del progreso tecnológico. En principio, es algo positivo. Pero cuando la innovación avanza, puede ser destructiva para los trabajadores en particular. El desafío radica en usar la innovación a nuestro favor, mientras se contiene el daño que causa. Aquí estoy pensando, por ejemplo, en el impacto de la tecnología de la información en las finanzas (fintech), por ejemplo, en los modelos comerciales y, en última instancia, en la estabilidad de los bancos y otras instituciones financieras. Este es uno de los temas que abordamos en el Informe económico anual de este año. Pero los desafíos involucrados son, por supuesto, mayores y conciernen a la economía en su conjunto.

¿No es parte de la “destrucción creativa”? Los empleos perdidos en sectores improductivos reaparecen en sectores emergentes.

Hemos visto señales de esta destrucción creativa en el pasado. Lo que es inusual es el ritmo del progreso tecnológico. Las personas que son expulsadas de ciertos sectores de trabajo no necesariamente tienen el tiempo o la posibilidad de adaptar sus habilidades para obtener un nuevo trabajo. Debemos encontrar una solución para ello.

¿Hay un ritmo ideal para la innovación?

¿Quién le va a decir a Jeff Bezos o a Bill Gates que dejen de pisar el acelerador? ¿O quién detendrá a un joven emprendedor en Zurich o en Basilea? No deberíamos frenarlos; por el contrario, debemos alentarlos. El problema es que los afectados podrían no tener la oportunidad de prepararse para el cambio que está en marcha.

Las criptomonedas son … una burbuja, un esquema Ponzi y un desastre ambiental.

Agustín Carstens

¿Qué debe hacerse?

Nuestros gobiernos tienen el deber de garantizar una buena educación y también facilitar la re educación. Aunque los individuos podrían tomar la iniciativa, creo que es necesario contar con una política estatal integral. Pero en muchas regiones del mundo, al menos hasta la fecha, no ocurre ello.

Hay espacio para actuar en su país de origen, México. ¿Regresar a la política es opción para usted?

Ya no tendré tiempo para eso en el futuro. Como ministro de finanzas de México, he sido un político. Incluso en ese puesto, donde se requiere a un tecnócrata, finalmente en lo personal estaba actuando políticamente. Tomar dinero de las personas y redistribuirlo es uno de los deberes políticos más importantes. Mi fuerte no es la política, sino las cuestiones financieras y la economía. Estoy muy satisfecho con mi trabajo, ya que deseo tener una visión global de las cosas.

Usted pronunció un discurso sobre criptomonedas que generó un gran eco entre los fanáticos de Bitcoin. ¿Las criptomonedas son dinero?

No, no son dinero; son una forma de inversión, un activo. No pueden asumir las funciones de dinero, por la sencilla razón de cómo se crean. Aquellos que tienen el mayor incentivo en el sistema de estas llamadas criptomonedas, son quienes producen los activos: los mineros. Al producir “dinero”, desean obtener un beneficio y, a cambio, entregan, por así decirlo, la infraestructura que mantiene en funcionamiento las criptomonedas. Este incentivo, sin embargo, no es compatible con maximizar la utilidad del dinero. Las criptomonedas no cumplen ninguno de los tres propósitos del dinero. No son un buen medio de pago, ni una buena unidad de cuenta, ni son adecuados como depósito de valor. Fracasan dramáticamente en cada uno de estos rubros. [Negritas no originales]

Entonces, ¿cómo explica la excitación que los rodea?

El bombo se produjo porque esto era algo completamente nuevo y porque aparentemente se podían obtener ganancias seguras en un corto espacio de tiempo. Pero si se les mira de cerca, las criptomonedas son, en pocas palabras, una burbuja, un esquema Ponzi y un desastre ambiental, esto último debido al alto consumo de energía necesario para ejecutar la infraestructura de estas criptomonedas.

… que fueron precisamente las palabras que molestaron a la criptocomunidad. ¿No cree que habrá un final feliz?

No, definitivamente no. No hay necesidad de andarse con rodeos en ese aspecto. No se debe olvidar que los bancos centrales han estado proporcionando medios de pago electrónicos durante décadas. En Suiza, por ejemplo, el sistema de pago electrónico del Banco Nacional es el mejor. No puedo imaginar algo que llegue pronto, que sea más eficiente, y genere el mismo nivel de confianza.

La capitalización de mercado de las criptomonedas es baja, por lo que no hay ninguna amenaza para el sistema financiero. ¿Deberían los bancos centrales intervenir?

Es importante establecer una distinción clara entre la tecnología subyacente, como blockchain, y las criptomonedas per se. La tecnología puede tener aplicaciones útiles, pero producir dinero no es una de ellas. Los bancos centrales y los gobiernos deberían elevar el nivel de protección para los inversores y los consumidores porque, mientras tanto, muchas personas se han visto afectadas por las criptomonedas. Además, los bancos centrales deben asumir la responsabilidad de fortalecer la legislación nacional contra el lavado de dinero, y medidas contra el financiamiento del terrorismo internacional. Si bien los bancos centrales no son autoridades encargadas de hacer cumplir la ley, aún pueden mostrar cómo estas pseudo monedas sirven como vehículos para actividades ilegales.

Queremos ser una organización más abierta y más transparente.

Agustín Carstens

Bitcoin surgió hace unos 10 años. ¿Por qué el BIS tardó tanto en comentar las criptomonedas?

Durante mucho tiempo no fue un tema significativo. Las criptomonedas fueron más una rareza que despertó la curiosidad de solo un puñado de personas. El interés en ellos fue mínimo. Pero a medida que más y más personas se interesaron y se produjeron las primeras grandes fluctuaciones de precios, aumentó la posibilidad de daño. A esto se agregaron interpretaciones erróneas sobre la naturaleza de las criptomonedas: juicios erróneos que pueden llevar a tomar decisiones equivocadas. Entonces, sentimos la necesidad de expresarnos con firmeza para poner el fenómeno en la perspectiva adecuada.

¿No cree que es un efecto secundario positivo que Bitcoin tenga a muchos jóvenes pensando en el dinero, la creación de dinero y el sistema financiero?

Eche un vistazo al pasado y verá que crear oro o dinero de la nada ha sido una obsesión habitual. Nunca funcionó. Incluso el gran físico Isaac Newton estuvo en un momento de su vida obsesionado por la alquimia y la idea de hacer oro. Tuvo mucho éxito en varios campos, pero en ese falló. Newton terminó como jefe de la casa de moneda británica. ¿Por qué? Porque podía detectar de inmediato si una moneda era falsificada. Después de que fracasó en su intento de hacer oro, cambió de bando y envió falsificadores a prisión. Entonces, mi mensaje a los jóvenes sería: ¡Dejen de intentar crear dinero!

¿Cuál es el principal impulso de su argumento?

Los bancos centrales son de confianza, y esa confianza es algo que han acumulado durante décadas y para la cual no hay sustituto en este momento. La confianza es un bien valioso. Se destruye fácilmente, pero ganarlo lleva tiempo. El dinero se ha establecido. Los jóvenes deben usar sus muchos talentos y habilidades para la innovación, no para reinventar el dinero. Es una falacia pensar que el dinero puede ser creado de la nada.

Un libro muy respetado sobre el BIS hizo referencia al “banco secreto que gobierna el mundo”. ¿Qué tan secreto es su banco en realidad?

Bueno, aquí estás sentado adentro, así que … ¡qué tan secreto podrá ser! Pero en serio: nuestro objetivo es presentar una imagen más diversa y más humana del BIS, entre otras cosas, en nuestro Informe anual y a través de nuestra presencia en Internet. Queremos ser más accesibles. Mucho de lo que hacemos aquí es público. La mayor parte de nuestra investigación, por ejemplo, es pública. Obviamente, hay algunas actividades, también discusiones, que por su naturaleza están sujetas a confidencialidad. Pero puedo asegurarle que tales negocios son menos emocionantes de lo que algunas personas imaginan, y en cuanto a gobernar el mundo: ¡difícilmente! Dentro de dos años, celebraremos el 90 aniversario de la fundación del Banco. Queremos aprovechar la ocasión para explicar mejor qué hacemos aquí y cuán importantes son nuestras actividades.

¿Hay alguna razón para abrirse así?

Los bancos centrales en general se han vuelto más transparentes. Deberíamos reflejar esa tendencia y, a su vez, convertirnos en una organización más abierta y transparente.

¿Cuáles son sus prioridades durante su mandato de cinco años?

En primer lugar, quiero preservar el BIS en Basilea, como sede principal, para que los banqueros centrales y los principales representantes de las autoridades financieras de todo el mundo se reúnan regularmente para intercambiar puntos de vista. Esta cooperación y colaboración es necesaria en un mundo globalizado. Estamos estrechamente conectados y somos mutuamente dependientes. Un gobernador del banco central no puede cumplir su mandato concentrándose exclusivamente en su propio país. Brindamos la plataforma para la cooperación que se necesita, y esa plataforma es extremadamente útil para todos.

¿Tiene algún proyecto nuevo en preparación?

En los próximos años, queremos convertirnos en una especie de centro de conocimiento para el uso de las nuevas tecnologías y su impacto en los mercados financieros y el sistema financiero global, lo que significa que tenemos que ajustar nuestras actividades y el enfoque del BIS para que responda a los nuevos tiempos.

[Trad.: CM]

Imagen de la portada: Cortesía de Basler Zeitung, Basilea, Suiza, 25 junio, 2018.