México. Carlos Macías. Si agrupamos dos distintos propósitos gubernamentales (presentes y futuros), podemos inferir que asoma en el horizonte mexicano una etapa de crecimiento de inversión en infraestructura de comunicaciones.
Ese horizonte se proyectará, en particular, en el sur sureste del país.
Por un lado, Pejenomics II, el documento que esboza el programa económico del candidato presidencial que obtuvo mayoría el 1 de julio, anuncia su intención de otorgar una especial atención a los estados de Oaxaca, Chiapas y de la Península de Yucatán, en el próximo sexenio.
Por otro, el gobierno de Quintana Roo ha lanzado dos licitaciones para construir y operar dos grandes obras en la región costera, turística, de la Península.
Se trata de la construcción del Tren Cancún–Tulum y de la construcción de un puente vehicular con una longitud poco mayor a siete kilómetros en Nichupté (Cancún).
Lo federal
Esos propósitos no son casuales. Como asienta Pejenomics II, de conformidad con las cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), el 27% de los mexicanos en pobreza extrema habitan en Oaxaca y Chiapas.
La mayor parte de los habitantes de ambas entidades vive en tal situación: Oaxaca (77%) y Chiapas (70%).
En atención de ello, la próxima administración proyecta impulsar tres ambiciosos programas. Los describimos abajo, de acuerdo con el monto de inversión esperado.
El Tren Maya. Al asumir el enorme contraste económico y social que presenta la región transversal, apreciada a lo largo de la prolongada ruta Cancún-Palenque, el futuro presidente Andrés Manuel López Obrador propone construir el llamado Tren Maya, con el propósito de “detonar proyectos regionales inclusivos y respetuosos con el medio ambiente”.
(Curiosamente, y en confluencia con el pasado, ésa fue justo la trayectoria que siguieron los conquistadores españoles, durante la primera tentantiva de control militar de la Península de Yucatán -1527-. El capitán Alonso Dávila y sus hombres atravesaron el camino horizontal, desde Acalán -desaparecido-, siguieron por Campeche y llegaron hasta Chitemal, un pueblo maya ubicado por entonces en el costado norte de la laguna de Bacalar. Ese primer propósito de conquista fracasó estrepitosamente).
En teoría, la idea es propiciar que la corriente permanente de turistas pueda generar un crecimiento que se haga extensivo a la población.
Recordamos que el gobierno de Yucatán, durante la administración anterior, había planteado un plan parecido, aunque de modo comprensible con enlace Mérida-Caribe, es decir, con cobertura peninsular. Se quedó en proyecto.
Corredor Transístmico. Esta propuesta ha sido reiterada desde meses atrás, incluso durante el ultimo tramo de la campaña política.
El lector recordará que durante el tercero y último debate, el planteamiento de crear un Corredor Transístmico fue vivamente cuestionado por el candidato José Antonio Meade, en un contexto de defensa de visiones de desarrollo.
Entendemos esta propuesta como complementaria de la inversión -que también se ha anunciado- para la refinería de Salina Cruz, con el argumento de incentivar condiciones de producción a su “máxima capacidad”.
El proyecto de Corredor Transístmico consiste en realidad en una vía férrea entre Salina Cruz y Coatzacoalcos, y se justifica con la expectativa de detonar la “recuperación económica” de ambas ciudades, a partir de una ruta que estimule el transporte y la vinculación comercial entre el Pacífico y el Golfo de México.
En nuestra opinión, este plan no luce tan atractivo, por el elevado monto de inversión que se requerirá, por las limitaciones presupuestales esperadas durante el próximo bienio, y ante todo por la dificultad para medir eventualmente sus resultados; esto es, aún no queda claro cómo podríamos garantizar que -en realidad- se perciba alguna mejora específica en la vida de los habitantes en el mediano plazo. Con todo, vale la pena esperar a que se ofrezcan mayores detalles sobre el plan.
Infraestructura regional. La última propuesta para el sur sureste, por parte de Andrés Manuel López Obrador, también habrá de implicar una inversión pública elevada (la cantidad aún no se ha revelado). Consiste en la creación de infraestructura básica para que “todas las cabeceras municipales de Oaxaca” dispongan de caminos pavimentados.
De las tres propuestas, ésta última parece ser la más convencional. Lo cierto es que han existido inversiones federales regulares para caminos en el sur sureste, con programación desde hace años. En todo caso, la originalidad radica en proponerse la cobertura al 100% de las cabeceras municipales; de ahí su dificultad.
No dudamos de la relevancia de la propuesta, aunque sí de su factibilidad durante un sexenio. Debe recordarse que el estado de Oaxaca posee 570 municipios (su demografía y su geografía política han permanecido históricamente atomizadas).
Plantearse construir caminos entre 570 cabeceras municipales parece ser, de veras, un gran reto. Igual, convendría esperar por una mayor información oficial.
Lo estatal
Tren Cancún-Tulum. Al inicio de este siglo, Quintana Roo se debatía sobre la conveniencia de construir un aeropuerto alterno para la Riviera Maya (o incluso un Home Port, para contrarrestar la tendencia a la concentración de Cancún), dada la corriente creciente de turistas hacia esa amplia franca costera del Caribe Mexicano.
Lo que al parecer ha resuelto el problema en esta temporada es una alternativa terrestre, el llamado Tren Cancún-Tulum, que esperamos distribuya con eficiencia el fuerte tráfico de pasajeros del aeropuerto ampliado de Cancún al lindero sur de la Riviera Maya (Tulum).
Aunque la ejecución de una obra así resulta de suyo compleja, porque las etapas y las fórmulas de financiamiento suelen ser intrincadas, no cabe duda que esta obra -de realizarse- impulsaría una conectividad moderna, plausible, imprescindible.
La licitación ya publicada, aparece suscrita por la Agencia de Proyectos Estratégicos del gobierno de Quintana Roo.
Se espera una inversión individual, cuyo monto -creemos- no cuenta con antecedentes, hasta ahora, en tierra peninsular: 40 mil millones de pesos.
El sistema ferroviario proyectado tocaría en su trayecto cuatro municipios: Benito Juárez (Cancún), Puerto Morelos, Solidaridad (Playa del Carmen) y Tulum.
La licitación publica se dirige a construir y operar una vía férrea, a lo largo del corredor turístico (Cancún-Tulum) que cubre una distancia de 126 km. Se plantean al menos dos estaciones intermedias en los principales centros poblacionales, con destino al Aeropuerto Internacional de Cancún.
La construcción se proyecta en dos etapas: la primera Cancún-Playa del Carmen; la segunda Playa del Carmen-Tulum.
El sistema ferroviario es pertinente, porque contribuye a resolver el problema que plantea la alta demanda de desplazamiento eficiente de los visitantes en la costa centro norte quintanarroense. Se espera que facilite de modo eficiente la movilidad de personas.
Sin embargo, aún permanecerá el desafío que plantea la tendencia a la masificación en la recepción y salida aeroportuaria, en el nodo de Cancún.
En este punto, debemos indicar que estimamos que tarde o temprano las autoridades estatales y federales habrán de considerar la instalación de un aeropuerto en algún lindero sur de Tulum, tierra adentro, hacía la ciudad de Carrillo Puerto.
Un aeropuerto que no sólo incentive la ocupación en la Riviera Maya, sino que intermedie e interactúe -con equidad– en la sureña Costa Maya; que haga participar a otros actores regionales del centro del estado, quienes finalmente están destinados a permanecer con alta exposición a los servicios ampliados que demanda el flujo turístico.
Una terminal aérea que limite el impacto que tiene Cancún (se intensificará), que le aminore el cuello de botella múltiple: de transporte, de conectividad, de tráfico, ambiental, sujeto al control corporativo, renuente a la sustentabilidad y -a futuro- anclado en la zona hotelera.
El crecimiento del trafico aéreo en la terminal de Cancún no parece transmitir un patrón manejable en el largo plazo. Por tanto, los intereses corporativos ahí se reforzarán. El uso del aeropuerto de Cancún, como se ve en el cuadro de abajo, ha observado una trayectoria invariablemente ascendente.
Puente Vehicular Nichupté. Finalmente, se abrió también la licitación para construir y operar un prolongado puente (7.4 km) sobre la Laguna Nichupté.
Ello representará una obra urbana de gran magnitud -asumida por la gestión estatal-, para facilitar el tráfico vehicular de la zona hotelera hacia el centro de Cancún.
Así, se buscará unir el Boulevard Colosio con el Boulevard Kukulkán, para derivar en el distribuidor vial Kabah.
En suma, dos grandes obras quintanarroenses (tren y puente vehicular), dirigidas a dar cauce, en gran parte, a la demanda de conectividad del turísmo.
¿Qué te parecen las perspectivas de creación de infraestructura en el sur sureste del país?
Fuente: Con información de Pejenomics I y II, CONEVAL y Agencia de Proyectos Estratégicos del gobierno de Quintana Roo.
Portada: Imagen interior del Documento Pejenomics II.